MITOS DE LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA Julio Cabero Almenara





Julio Cabero plantea algunos mitos que surgen en la implementación de las Tecnologías de Información y Comunicación TIC, mismos que se presentan a continuación en orden de impacto, según mi consideración.

Favorecer un modelo democrático de educación, que facilita el acceso a todas las personas. Educación/formación para todos.

En este sentido se debe considerar que se puede poner a disposición de todas las personas la información sin limitaciones de lugar de residencia o disponibilidad espacial y se puede facilitar una formación de calidad, es decir, apoyada en cantidad y calidad de información, a los lugares más alejados, salvando de esta forma los problemas existentes de la falta de recursos.
No obstante, la realidad es que no todo el mundo está conectado a Internet y además no todo el mundo tendrá posibilidades de conectarse a medio plazo. Lo cual puede suponer que, en vez de favorecer una democratización, extensión de la educación, se esté propiciando una discriminación de las personas que, por sus recursos económicos o por la zona donde vivan, no puedan tener acceso a estas nuevas herramientas. Brecha digital; es decir, la separación de los pueblos y las personas por la falta de acceso a estas nuevas tecnologías

El mito del valor “per se” de las tecnologías

Con él se subraya su significación como elementos de cambio y transformación de las instituciones, sean las mismas educativas, culturales o empresariales.  Desde nuestro punto de vista, el valor de la transformación y la significación que se alcance con ellas no dependerá de la tecnología en sí misma, sino de la capacidad de relacionarlas con el resto de las variables curriculares: contenidos, objetivos u organizativas y de la aplicación sobre estrategias didácticas específicas.
De forma que lo importante, muchas veces, no es cómo nos llega la información, sino qué hacemos con ella y cómo llegamos a procesarla.

Mito de la neutralidad de las TIC

Los efectos, positivos o negativos, beneficiosos o perjudiciales, no dependen de ellas, sino de las personas que las aplican y utilizan, y de los objetivos que se persiguen en su aplicación: las tecnologías son asépticas. 
Las tecnologías no son asépticas sino que, por el contrario transfieren los valores de la cultura que las han desarrollado, y ello puede ser más peligroso si tenemos en cuenta la rupturas de las barreras espaciales y la dependencia tecnológica que solemos tener de determinados países.

Mito de la amplitud de la información y el acceso ilimitado a todos los contenidos

A priori ello es cierto, valga como ejemplo la cantidad de información que se encuentra ubicada en Internet.  También es cierto que las páginas Web de cierta calidad limitan el número de entrada y codifican su sitio. Esta supuesta capacidad nos lleva también a la reflexión sobre la necesidad de formación en determinadas técnicas y estrategias para la localización, identificación y evaluación de la información.
En la actualidad, esta se hace más necesaria para poder evaluar y discriminar la información localizada, con el objeto de que ésta sea pertinente a nuestro problema de investigación, de estudio o empresarial

Mito de la sustitución del profesor

Cada vez que aparece una nueva tecnología alguien se ha visto tentado a proclamar  que la escuela morirá y que los profesores serán sustituidos.  Desde nuestro punto de vista los profesores y formadores no van a ser reemplazados por las tecnologías por muy potentes y sofisticadas que sean, aunque tendrán que cambiar los roles y actividades que actualmente desempeñan.  Por ejemplo las transformaciones en las estrategias de formación cuando el usuario pasa de ser un receptor de información en la Web a constructor de conocimientos compartidos como pasa por ejemplo en la wikipedia.

Los mitos de las “reducciones”: “reducción del tiempo de aprendizaje” y “reducción del costo”

Por ahora los estudios no han confirmado que trabajar en la red u ofrecer un contexto más variado, por la diversidad de medios y sistemas simbólicos que se pueden llegar a movilizar, tenga unas consecuencias inmediatas sobre la reducción del tiempo necesario para el aprendizaje. 
La realidad es que las tecnologías suponen, al menos inicialmente, una elevación de los costos por la necesidad de realizar inversiones iniciales para la adquisición de la infraestructura necesaria y porque la producción de material formativo de calidad conlleva un esfuerzo económico y temporal significativo.




Los mitos de los “más”: “más impacto”, “más efectivo”, y “más fácil del retener”

Un fuerte determinismo las ha considerado como elementos mágicos que resolverían los problemas formativos.  El hecho de que con las TIC se pueda alcanzar un mayor impacto, es decir que la información sea capaz de llegar cuantitativamente a más personas, no significa que desde un punto de vista cualitativo ese mayor acceso repercuta sobre la calidad de los productos que se consigan. 

Mito de la interactividad

Otra de las grandes ventajas que se asocian a las TIC son las posibilidades interactivas que nos ofrecen, y que posibilitan que el usuario se convierta en un procesador activo y consciente de información.   La realidad es que existe menos interactividad en las TIC de lo que muchas veces nos creemos, siendo la única interactividad la que nos permite el movimiento que realizamos con el dedo al pulsar sobre uno de los botones del ratón o al escribir en el teclado.
Es cierto que los entornos que crean las nuevas tecnologías nos ofrecen un amplio espectro de posibilidades para interaccionar, tanto con los materiales, como entre todos los agentes que participan en la acción formativa: docente, discente, gestor del entorno de teleformación. Pero la realidad, es que en éstos el comportamiento de los alumnos, se puede reducir a la impresión de los ficheros y movilización de mecanismos de memorización de la información, igual que en una cultura impresa.

Los mitos de las “ampliaciones”: “a más personas” y “más acceso”

La realidad es que, desde un punto de vista cuantitativo, la información se puede distribuir a un mayor número de personas y a mayores contextos. En lo que ya no estamos de acuerdo es que ello, per se, sea un criterio de calidad educativa.  No es sólo una cuestión de tener más acceso, sino también de saber qué hacer una vez que se tiene el acceso, y de saber evaluar y discriminar la información que nos encontramos.
Existe no sólo la brecha digital económica, sino también la formación, generacional y de género. (Cabero, 2004).


Mito de la libertad de expresión y la participación igualitaria de todos

Es cierto que, una vez superada la limitación del acceso a la red, ésta puede propiciar la libertad de expresión.  Pero también es cierto que no debemos confundir tener acceso a la información, en nuestro caso al canal de distribución de la información, con tener conocimiento.  “La igualdad de acceso al conocimiento, no es la igualdad ante el conocimiento”.

Las tecnologías como manipuladoras de la actividad mental

Ésta ha sido una idea tradicionalmente manejada en relación con los medios de comunicación de masas respecto a la influencia que tienen sobre las actitudes de las personas para desarrollar la agresividad y la violencia.  Las tecnologías, sus contenidos y sistemas simbólicos, pueden servir como elementos reforzadores de actitudes y predisposiciones, pero nunca son determinantes directas de las actitudes y conductas.

La existencia de una única tecnología. La súper tecnología

La existencia de una supertecnología que pueda aglutinar a todas las demás, sea la más potente y, por tanto, más significativa para conseguir metas y objetivos de aprendizaje.  Por ejemplo, la televisión se llegó a presentar como una tecnología más pertinente que las anteriores para ser utilizada en la formación A la televisión le siguió el ordenador, que además de poder ofrecer los elementos de la televisión, permitía una adaptación personal de los mensajes a las características de los estudiantes.
Para nosotros no existen medios mejores que otros, no existe el supermedio y menos aún si para su concreción nos apoyamos en sus características técnicas y estéticas.  Su selección para cualquier actividad formativa deberá de realizarse fijándonos en otros criterios ajenos a los comentados, como los objetivos que se pretenden alcanzar, o las características de los receptores potenciales.

Las tecnologías como la panacea que resolverá todos los problemas educativos

Las tecnologías, independientemente de lo potente que sean, son solamente instrumentos curriculares y, por tanto, su sentido, vida y efecto pedagógico vendrá de las relaciones que sepamos establecer con el resto de componentes del currículum, independientemente del nivel y acción formativa a la que nos refiramos. Este mito también se extiende al mundo laboral y profesional, al pensar que el simple hecho de incorporar tecnologías garantizará el funcionamiento correcto de la empresa. (Cabero, 2003)

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